lunes, 15 de junio de 2009

Practicando veganismo

Para mí, esta palabra era desconocida hasta este sábado. A través de unos amigos, una amiga y yo asistimos a una comida vegana. Se trata de prepararte un majar sin ningún elemento de origen animal, es decir, ni carne, ni pescado, ni huevo, ni leche, entre otras cosas.

La gente que acudió a esta convocatoria resultó ser bastante maja, y no tan friki como pensamos. Como decía mi amigo... igual los frikis somos nosotros, jaja. Era gente muy tranquila, amantes de los animales, parecían gente de buen humor... ¿esto también lo hará la alimentación vegana? La verdad que a mis amigos se les ve muy felices.

Yo que reconozco ser bastante carnívora (con perdón), antes de ir pensé que me quedaría con hambre. Pues todo lo contrario, además de estar riquísimo, por la noche aún no tenía hambre, y eso que ya me conocéis!!!

La cuestión es que estando en la comida, escuchaba comentarios de gente a mi alrededor, y la verdad, si pienso en todo lo que padecen algunos animales hasta que llegan a nuestra mesa... pues me jode. Pero por otro lado, pienso que es inevitable el consumo de alimentos de origen animal. Formamos parte de la cadena alimentaria. Algunos animales comen a otros animales para sobrevivir, otros comen plantas, y nosotros comemos animales y plantas. Lo que sí es evitable es el sufrimiento al que están sometidos. Eso sí.

Esta reunió me hizo pensar en qué pasaría si todo el mundo dejara de comer carne o pescado. ¿Qué pasaría con estos animales? ¿Desaparecería la especie o crearíamos grandes extensiones donde pudieran vivir? ¿Y cómo los mantendríamos? ¿Se podría hacer negocio de las visitas a estos parques? Otra opción es que se convirtieran en animales de compañía. No me resulta tan extraño, después de salir el otro día de mi casa y cruzarme con un cerdo vietnamita (negro) que paseaba con sus dueños (correa incluida) como cualquier perro del barrio.

Como se dijo en la comida, la clave está en el negocio. Si hay negocio, la comunidad vegana saldrá adelante, y si no, seguirán haciendo lo que pueden, pues casi no hay lugares donde puedan encontrar este tipo de comida.

Y por curiosidad, he buscado en Internet la definición de vegano y me he encontrado con la wikivegan, la wikipedia de los veganos. Desde luego, hay mundos que desconocemos hasta que no nos topamos con ellos.

Yo me lo pasé muy bien, disfruté de la experiencia con mis amigos, y he aprendido cosas nuevas, aunque hay cosas que no cambiarán.

lunes, 8 de junio de 2009

Un mundo mágico

El señor del acordeón

Tengo un compañero de trabajo que todas las semanas me pasa buena música. Hemos llegado a un pacto, él me pasa música y yo le dejo coger libremente de mi cajón, mis galletas de cacahuetes. Hace un par de semanas me habló de Yann Tiersen. La verdad es que cuando me dijo el nombre, no lo identifiqué. No podía ponerle cara ni sabía si era joven o viejo. Pero sí conocía su música, como todas las personas que en su día vieron Amelie y se dejaron llevar por el mundo fantástico de esta chica.

El acordeón siempre me ha parecido un instrumento muy complejo, aunque a mí siempre me han gustado más los de viento. Por desgracia, me hubiera gustado estudiar algo de música. Lo hice de pequeña, cuando nada te importa, y mis padres prefirieron dejarme las tardes libres para disfrutar de la familia. A veces pienso que deberían haberme forzado un poquito, porque la verdad es que me he quedado con las ganas de conocer este arte un poco en serio. Me gusta la música, y se cuando alguien toca bien o es mediocre. ¿Habéis visto cuanta gente toca bien y está en la calle?

Cuando vivía en Ruzafa, para ir a mi trabajo debía atravesar un pasaje. En este pasaje siempre había un señor mayor, de Rumanía posiblemente, que tocaba el acordeón de maravilla. Y no lo decía yo sola. Cuando he pasado con algún amigo profesional, sin yo decir nada, han hecho un comentario sobre lo bueno que era esta persona. A veces me dieron ganas de parar y preguntarle por su vida. Era muy respetuoso, si pasaba una niña en carro durmiendo, paraba de tocar hasta que pasaba la niña y así no despertarla. La cosa es que nunca le dije nada. Lo que sí hacía era darle alguna moneda porque realmente, tocaba de maravilla. Era un placer escucharlo.

Un buen día, decidieron cerrar el pasaje por obras del metro. Han cerrado el pasaje para siempre y nunca más he vuelto a ver al señor del acordeón. Por eso, estos días cuando escucho a Yann Tiersen, me acuerdo de él. Espero que le vaya bien.