martes, 16 de febrero de 2010

12 de febrero

El viernes pasado, 12 de Febrero, cumplí 35 años. Tuve un día complicado, con mucha faena, sin poder contestar las llamadas de los amigos que me llamaban para felicitarme. Augusto, Majo, Mayte, Charo, mi hermano, María... Lo siento, pero no tuve tiempo de nada. Cuando regresé a casa estaba muerta. No me apetecía hacer nada más que echarme a la cama y dormir.

No había planeado nada. Recuerdo que hace unos años me encantaba organizar fiestas. Aprovechaba los fines de semana que mis padres se iban al pueblo para utilizar su casa, jeje. Me coordinaba con mis hermanos y me juntaba con amigos. No me costaba nada montar una cenita en un rato. Pero ahora, bufffff. Me he hecho una vaga. Me gustan las cenas en casa, relajaditas, con los de siempre... Pero no se. Al final acabo tirando el cuerpo a la calle y cenando cualquier cosa en algún local de la zona, delante de una cervecita.

El viernes pasado, después de una hora tirada en el sofá intentando dormir y sin conseguirlo de lo cansada que estaba, suena el teléfono. Era Vanina.

Vanina y Raúl son las dos primeras personas que conocí el primer día que salí a la calle a pasear con Berta. Tienen unos treinta años, viven juntos, y como no, adoptaron una podena hace casi un año llamada Duna que es la mejora amiga perruna de Berta. Afortunadamente, los dueños nos llevamos muy bien, jaja. Es al broma que siempre nos hacemos... 'En el fondo me caes mal, pero como tu perra se lleva bien con la mía...' jajaja Desde que nos conocimos hemos hecho muchas cosas juntos. Hemos hecho excursiones al campo, me han ayudado mucho con Berta, los dos se han preocupado cuando a Berta le ha pasado algo (que ha sido casi siempre, ejeje), también hemos ido de excursión para hacer compras, paseos por la tarde, carreras en el río... Ay que ver! Adoptas un perro y te crecen dos amigos nuevos, jeje. Mola.
Vanina y yo hemos congeniado muy bien. En muchas cosas nos parecemos mucho, aunque en otras somos completamente diferentes.

Pues como decía, suena el teléfono, y era Vanina. Yo no tenía ganas de nada, ni de hablar. Vanina insistió en vernos, que quería traerme una tarta. '¿Una tarta? Pero si hace siglos que no soplo las velas Vanina!!!' Mentira cochina. Precisamente recuerdo mi 33 aniversario, cenando en un chino con mis padres y Reza, y viendo a mi padre sacarse de la manga sin avisar dos velas, un tres y un tres, para colocarlas en los postres que habíamos pedido, jajajaja.



La cosa es que había quedado a tomar una cervecita en plan 'celebración' con otros dos amigos y no me apetecía dulce. 'Que no, que no Vanina. Veniros a tomar una cerveza y déjate de tartas'. Una de las diferencias entre Vanina y yo es que ella es muy insistente, y yo bien poco. 'Vale, vale, vamos a tomar una cerveza, pero te llevo la tarta al bar' '¿La tarta al bar????? ¿Estás loca?????.... Ok, pues cambiamos de plan, cenamos en mi casa en plan cualquier cosa, y trae la puñetera tarta' Vanina muy contenta al otro aldo de la línea 'Genial! Yo llevo la Fondue y la tarta ¿Qué tarta quieres? ¿Chocolate, frambuesa, moca...?' Bueno, por lo menos podía elegir el sabor de la tarta. Todo un detalle! De limón o frambuesa.

Así que ahí estaba yo, el día de mi cumpleaños, super cansada, sin ganas de nada, y a la espera de una cena improvisada, no organizada, en mi casa! La verdad que cuando colgué el teléfono, durante media hora me arrepentí de no haberme negado en rotundo... Pero cuando bajé a por las bebidas, salí un poco a la calle, me dio un poco de aire... pues empecé a ver todo de otra forma. Empecé a animarme.

Habíamos quedado a las 9,30 de la noche. El primero en llegar fue Reza. Al rato, Raúl y Vanina con Duna, y a los pocos minutos, Gema. Cuando ya estuvimos todos, empezó una fiesta que ni Reza, ni Gema, ni yo esperábamos.

Me encerraron en la cocina con la misión de cortar el pan para la Fondue. Los oía trastear por el comedor, ruido de bolsas, muchas risas. Al rato, me llaman. ¡Ya puedo participar en la fiesta! Yujjuuuu.

Y cuando llego al comedor me encuentro todo el comedor lleno de globos y a mis cuatro invitado disfrazados con cuatro churraditas bien puestas en la cabeza, pero suficientes para hacernos reir toda la noche. La verdad que yo no he sido nunca de fiestas sorpresas, ni de disfraces... Pero no se, me pilló el día tonto, y lo pasamos genial. Si me llegan a decir a las 12 de la mañana que ese mismo día por la noche iba a estar haciendo una cena en casa disfrazada de faralaes, hubiera dado mi mano a que no. Pero ya veis... Mirad estas fotos.


Reza en su salsa

Raúl, el quitacamas de Berta y Duna

Vanina, el alma de la fiesta y la organizadora del evento.

Gema, la más andaluza de todos.

Por supuesto, nuestras perris también participaron en la fiesta. A las pobres les plantaron dos trajecitos de gitana que iban las dos más apretadas que para qué! ¿No creéis?


Berta y olé.

Duna de Triana

Y como no, ¿a que no sabeis a quién le plantaron una corona luminosa en la cabeza durante toda la cena?


Efectivamente, Vanina trajo la famosa tarta. Una tarta de arándanos riquísima que también fue retratada.


Total, que uno de mis peores días desde que comenzó el año, uno de los más cansados, y uno de los que menos me apetecía hacer nada, se convirtió en uno de los mejores de este 2010.

Y todo, gracias a Vanina. A Vanina y a todos mis invitados. Raúl, Reza, Gema, Berta y Duna.
Según Vanina, la idea original era la tarta, pero después de hablar conmigo y verme tan desmotivada, decidió montar algo divertido. Y vaya si lo consiguió!

Desde luego me alegró el día. A mí, a Reza y a Gema que no sabían nada. Teniendo en cuenta lo tímida que es Gema, fue más divertido verla en este embrollo, metida en el papel, y pasándolo en grande. Que bien, aún existen algunas personas que se preocupan por otras.

¿Y ahora cómo supero yo esto para la próxima fiesta?

1 comentario:

Woodman dijo...

jejeje...simplemente ¡olé!